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lunes, 4 de noviembre de 2013

PERSONA: Única e irrepetible




El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un « yo », capaz de autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse.
La persona humana es un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de tener conciencia de sí y de sus propios actos.
Sin embargo, no son la inteligencia, la conciencia y la libertad las que definen a la persona, sino que es la persona quien está en la base de los actos de inteligencia, de conciencia y de libertad.
Estos actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser persona.
La persona humana debe ser comprendida siempre en su irrepetible e insuprimible singularidad.
En efecto, el hombre existe ante todo como subjetividad, como centro de conciencia y de libertad, cuya historia única y distinta de las demás expresa su irreductibilidad ante cualquier intento de circunscribirlo a esquemas de pensamiento o sistemas de poder, ideológicos o no.
Esto impone, ante todo, no sólo la exigencia del simple respeto por parte de todos, y especialmente de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables, en relación a cada hombre de este mundo, sino que además, y en mayor medida, comporta que el primer compromiso de cada uno hacia el otro, y sobre todo de estas mismas instituciones, se debe situar en la promoción del desarrollo integral de la persona.


TEXTO TOMADO DE


¿Para qué la clonación de seres humanos?

En la reunión anual de la Asociación de EU para el Avance de la Ciencia, el científico británico Ian Wilmut, quien dirigió la clonación de la oveja "Dolly", pidió que no se prohiba legalmente este tipo de investigación, ya que puede ser muy útil para la medicina, y reiteró su oposición a la clonación de seres humanos.

Señaló que con este tipo de prácticas serían de gran ayuda para tratar la infertilidad y algunas enfermedades tales como la distrofia muscular o el Parkinson podrían beneficiarse claramente de la investigación con tecnología de clonación pero que quede muy lejos la de clonación de un ser humano

También se señala que con sería muy útil la técnica de la clonación para regenerar la médula espinal en quienes sufran parálisis; lograr la producción de medicamentos, vacunas, proteínas para combatir enfermedades como la hemofilia; además, podría cultivarse médula ósea en tubos de ensayo, para curar la anemia. Y otras enfermedades como el cáncer, la diabetes u otras dolencias que pasan necesariamente por la investigación con células humanas.


DESDE LA ÉTICA

La duplicación de seres humanos es éticamente criticada debido a que no se respeta el sentido de la sexualidad humana y de una gran característica que nos diferencia de los demás seres: que somos únicos e irrepetibles.
   En el ámbito genético, las especies evolucionan en forma constante y permanente, de manera que las generaciones sucesivas aprovechan las variaciones pretéritas, adaptándolas a sus nuevas necesidades, para luego trasmitirlas genéticamente a la generación siguiente y sucesivamente. Si se permite la repetición idéntica de dos seres el material genético se trunca, lo cual implicaría un serio riesgo para la supervivencia de la especie.
   En la clonación de seres humanos se prescinde de gametos, es decir, provenientes de cada una de las células masculinas y femeninas cuya unión durante la fecundación da origen al huevo o a una nueva vida. Con este procedimiento, ya sea también en la fecundación en vitro, se esta substituyendo el acto de amor de los padres por una acto técnico de un tercero, que es quien da el empujón inicial a la nueva vida. En estos casos se estaría presente a una producción humana y no ante una procreación humana.
   No es éticamente aceptado que las personas sean rebajadas a cosas, creadas por un tercero bajo la condición de objeto fabricado en serie, como si fuera un producto. Es por ello que este fenómeno provoca un gran rechazo en el ámbito mundial.
   El ser humano debe ser protegido para salvaguardar la integridad de la especie como valor en sí mismo y la dignidad de cada uno de sus miembros, ya que posee una identidad genética específica y su personalidad no puede reducirse únicamente a características genéticas y ser tratado como un objeto.
   En la hipótesis de que la clonación se quisiera extender a la especie humana, de esta réplica de la estructura corpórea no se derivaría necesariamente una perfecta identidad de la persona, entendida tanto en su realidad ontológica como psicológica. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni mucho menos clonada. Además, el desarrollo psicológico y cultural conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad.
   Con la concepción ética planteada no se le esta limitando la investigación sobre la clonación ya que se estaría violando la libertad de investigación, sino que la misma sea estudiada de manera prudente, a beneficio de la humanidad dado que se haya en juego valores y derechos fundamentales de la especie humana que deben ser respetados.
   Frenar el proyecto de clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del depotismo ciencia, que hoy aparece ocupar el lugar de las antiguas ideologías. En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de los dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.

DESDE LA RELIGION

La religión católica, a través del Papa Juan Pablo II, se pronunció diciendo que: "Ninguna experimentación científica, en ningún momento, y por ningún motivo, puede ser justificada si pasa el límite determinado por el respeto a la vida desde su concepción, según lo estableció la voluntad de Dios ".
   La Iglesia acepta el avance científico siempre y cuando no pongan en peligro a la naturaleza e identidad del hombre.
   Manifiesta que la clonación deja a un lado la dignidad y el acto procreador que pertenece a los padres; en segundo lugar olvida el valor que tiene la transmisión de la vida humana, la unión de los esposos, el uso honesto del matrimonio, de la sexualidad como instrumento de amor y objeto procreador, de la comunicación.

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